Octubre, (2019-2021)

El rojo está vinculado a la sangre, al poder, al calor y al fuego, al dolor y al coraje. Es este un color no solo con asociaciones expresivas para nuestra percepción, sino también con un respaldo histórico que lo relaciona a los procesos revolucionarios más sonados de la historia como han sido las revoluciones rusa y china, siendo el rojo el color predominante de sus respectivas banderas. Y ha sido precisamente el rojo el matiz cromático de mayor peso visual en las obras que componen la serie Octubre, del fotógrafo William Riera, en tanto el rojo deviene en hilo conductor de un discurso que pretende acentuar la importancia de determinados elementos en la composición, lo cual no es una gratuidad del artista, sino más bien un pie forzado para la interpretación.

Albergan estas obras la simbiosis nostálgica de un sujeto que rememora su pasado a través de las experiencias del presente. Resultan ellas una bitácora de viaje personal en la que se funden las añoranzas de un tiempo que vivió y sintió en cuerpo y alma a partir de la fuerte presencia y significación que tuvo Rusia para la cultura y sociedad cubanas, matizadas ahora por una sensibilidad contemporánea que se vincula con la experiencia de vida de un alto por ciento de cubanos que igualmente encontrarán en estas imágenes la evocación de un pasado latente: los radios VEF, los simpatiquísimos y expresivos juguetes, los ruidosos despertadores rusos, los dibujos animados, y toda una gama variada de objetos y remembranzas que han perdurado hasta hoy como vestigios de un tiempo acaecido.

No obstante, para aquellos más jóvenes que puedan encontrar en estas fotografías cierta fascinación y distancia ante los elementos que William Riera ha captado a su paso por Rusia, también podrán asimilar en ellas la iconografía identitaria de una Rusia que conserva memorias a la vez que asume la contemporaneidad con vertiginoso dinamismo; en la que el rojo manifiesta su intensidad en el presente, además de constituirse un deudor de la tradición histórica nacional.

Son estas obras el reflejo manifiesto de una mirada nostálgica y actual, que desde una perspectiva artística, han tocado la fibra sensible de su creador.

Yenny Hernández Valdés
Historiadora del arte y curadora
La Habana, Cuba, 2020